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T7E10 – Mi Experiencia Vipassana: 10 Días de Silencio que Desafiaron mi Mente

Espiritualidad y Ciencia
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T7E10 - Mi Experiencia Vipassana: 10 Días de Silencio que Desafiaron mi Mente
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Muchos de ustedes saben de mi camino espiritual, que ha incluido experiencias como el Yagé y los círculos de palabra. Esta vez, sentí el llamado a explorar una senda diferente, una que había resonado conmigo desde hacía casi 15 años, cuando escuché por primera vez las conferencias de S.N. Goenka sobre esta técnica. En este post, más que entrar en la profunda filosofía del Dhamma (que merecerá su propio espacio detallado), quiero narrarles mi vivencia personal, los desafíos, las revelaciones y cómo esta práctica ancestral se entrelaza con la búsqueda de entendimiento que compartimos en este canal.

¿Qué es la Meditación Vipassana? Un Vistazo Inicial

Para quienes no estén familiarizados, Vipassana es una técnica de meditación que, se dice, fue redescubierta y enseñada por Gautama el Buda hace más de 2500 años. Es importante aclarar que «Buda» no es un nombre, sino un título que significa «el iluminado», aquel que ha alcanzado un estado de sabiduría que le permite trascender el dolor, el sufrimiento y la ignorancia sobre la verdadera naturaleza de la realidad.

La meditación Vipassana es, en esencia, un camino, una técnica para salir del sufrimiento. Pero, ¿qué es el sufrimiento desde esta perspectiva? No se refiere meramente al dolor físico inevitable (como una raspadura en la rodilla, que duele y luego pasa), sino a ese dolor añadido, esa infelicidad mental que prolongamos y magnificamos ante las adversidades. Es el trauma de un niño maltratado que perdura toda la vida, o la decisión de «no volver a enamorarse» tras una decepción, limitando nuestra capacidad de ser felices. Como dice una frase que resuena en este camino: «El dolor es inevitable, pero sufrir es una elección» (aunque yo matizaría que más que elección, es una reacción).

La Raíz del Sufrimiento: Apego y Aversión

La gran revelación del Buda, o su «novedad filosófica», fue identificar que este sufrimiento autoimpuesto proviene fundamentalmente de dos reacciones automáticas de nuestra mente: el apego y la aversión.

  • Nos apegamos a las sensaciones placenteras, deseando repetirlas y sufriendo si no lo conseguimos.
  • Sentimos aversión hacia las sensaciones desagradables o dolorosas, rechazándolas y generando un conflicto interno cuando están presentes.

Vipassana propone entrenar la mente para observar estas sensaciones sin crear «ataduras» de deseo o rechazo.

Mi Primer Shock: Vipassana No Es Relajación, ¡Es Trabajo!

Mi concepción occidental de la meditación –relajación, mente en blanco, inactividad– chocó de frente con la realidad de Vipassana. Al menos, la que enseña la organización fundada por S.N. Goenka (un prominente empresario de Myanmar que, tras superar una migraña severa con esta técnica, dedicó su vida a difundirla). Lo que encontré fue un trabajo mental intenso y un esfuerzo constante, que no siempre es placentero, pues implica confrontar tanto el placer como el dolor.

El Retiro: Contexto y Disciplina

Decidí hacer el retiro en un momento de estabilidad y alegría en mi vida, sintiéndome preparado para la incomodidad que sabía que implicaría: 10 días de silencio total («Noble Silencio»), incomunicación, restricciones alimenticias y de sueño. El centro, cerca de Toronto (Egbert, Ontario), es una finca hermosa, un campus perfectamente organizado por voluntarios que han completado el curso. Es una ONG que funciona 100% con donaciones de exalumnos.

Al llegar, iniciamos con el «Sila», la base moral del Dhamma (el modo de vida que abarca la meditación). Esto incluye preceptos como no matar (lo que implica una dieta vegetariana durante el retiro, y que ellos sugieren como parte integral de la práctica), no mentir, no tener conductas sexuales inadecuadas, etc. Aunque algunos aspectos pueden generar debate, se presentan como fundamentales para una práctica efectiva.

La Sabiduría y los Procesos de la Mente según el Dhamma

El Dhamma describe tres etapas de la sabiduría:

  1. Suta Mayapanna: Sabiduría adquirida al escuchar o leer de otros (como el Buda o Goenka).
  2. Cinta Mayapanna: Sabiduría desarrollada a través del análisis intelectual y la reflexión propia.
  3. Bhavana Mayapanna: La sabiduría más profunda, nacida de la experiencia personal directa. Esta es la meta de Vipassana.

También se explica que la mente procesa los estímulos (de los cinco sentidos más la mente misma como un sexto sentido receptor de pensamientos y emociones) en una secuencia:

  1. Detección del estímulo.
  2. Identificación y juicio (bueno/malo).
  3. Sensación (agradable/desagradable).
  4. Reacción (apego/aversión).

Vipassana busca entrenarnos para ser conscientes de este proceso y, con la práctica, detenernos antes de la reacción automática, cultivando la ecuanimidad.

La Práctica en Sí: De Anapana a Vipassana

Los primeros tres días se dedican a Anapana, una meditación para agudizar la mente. Consiste en observar la respiración natural tal como entra y sale por las fosas nasales, sintiendo las sutiles sensaciones en el área triangular entre la nariz y el labio superior. Confieso que estos días fueron un poco «aburridores» para mí, e incluso tuve algunos microsueños.

Al cuarto día, llamado «Vipassana Day», se introduce la técnica principal: un escaneo sistemático de todo el cuerpo, desde la coronilla hasta la punta de los pies, observando cualquier sensación que surja (calor, frío, presión, picor, dolor, cosquilleo, o incluso la ausencia de sensación) sin reaccionar a ella, manteniendo la ecuanimidad.

Enfrentando la Incomodidad: El Verdadero Desafío

Las sesiones de meditación son de una hora, varias veces al día, sentados en el suelo (con cojines y banquitas si es necesario). Para alguien como yo, bastante kinético, permanecer inmóvil fue una prueba. El dolor en la espalda, las rodillas, las piernas adormecidas… todo esto es parte del método. No se trata de masoquismo, sino de una oportunidad para observar el dolor físico sin la reacción habitual de querer escapar de él. Fue sorprendente descubrir cómo, al observar el dolor con calma, muchas veces disminuía o incluso desaparecía por sí solo.

Este entrenamiento en tolerar la incomodidad física tiene un correlato directo con la capacidad de enfrentar el dolor emocional en la vida diaria.

Los Pensamientos y las Caminatas en el Bosque

Meditar no es «poner la mente en blanco». Los pensamientos vienen, como nubes en el cielo. La práctica consiste en no aferrarse a ellos, en dejarlos pasar y volver la atención al objeto de meditación (la respiración o las sensaciones corporales).

Sin embargo, aprovechaba las caminatas de una hora después del almuerzo por el hermoso bosque para  pensar: en mis seres queridos, proyectos, este podcast. Descubrí que separar el tiempo de «no pensar» (meditación) del tiempo de «pensar enfocado» me hizo más eficiente en ambos. De hecho, uno de los beneficios que Goenka menciona es que la meditación aumenta la eficiencia en la vida diaria, y ya lo estoy notando.

Lo que Extrañé (y lo que No)

  • Extrañé brutalmente a mi familia: Mis hijos y mi esposa. Fue lo más difícil. También a mis amigos y seres queridos lejanos.
  • La música: Tuve «earworms» constantes los primeros días.
  • Leer.
  • Mi cama.

Curiosamente:

  • No extrañé para nada el celular, las redes sociales ni las noticias. Me di cuenta de lo poco esenciales que son.
  • No extrañé la comida (carne): La comida vegetariana era deliciosa y nutritiva.
  • No extrañé el ruido y la sobrecarga de información.

La única aplicación que sí eché de menos fue ChatGPT, ¡para todas las preguntas que surgían y no podía anotar!

El Reencuentro y la Comparación con el Yagé

El último día, al romperse el Noble Silencio, fue hermoso conectar con los demás compañeros. Escuchar sus experiencias fue muy enriquecedor.

Durante las meditaciones más profundas, experimenté sensaciones y visiones sutiles, cercanas a lo que conocí con el Yagé, pero sin su intensidad abrumadora. Sentí cómo traumas y tristezas que creía resueltas emergían, pero la meditación me ofrecía una forma calmada y pausada de observarlas, volviendo a la respiración si era necesario. Mientras el Yagé es como un «piloto automático» del que no puedes bajarte, Vipassana te da más control. Creo que haber conocido Vipassana antes del Yagé me hubiera dado más herramientas para esa experiencia.

Reflexiones Finales y Próximos Pasos

Vipassana es una herramienta poderosa. Me sorprendió mi propia capacidad para enfrentar la incomodidad y el dolor con una calma que no esperaba. La técnica de observación fina, si se practica, tiene un potencial enorme para cambiar nuestra reactividad en la vida cotidiana.

Mi intención es seguir meditando (idealmente una hora por la mañana y otra por la tarde, aunque seré flexible). Y, por supuesto, prepararé un episodio futuro profundizando en el Dhamma y las enseñanzas de Goenka, extrayendo la sabiduría de esas largas conferencias para compartirla de forma más digerible.

Este retiro fue una confirmación de que el viaje interior es vasto y lleno de herramientas maravillosas para el autoconocimiento y la búsqueda de una vida más ecuánime y consciente.


Y tú, ¿has practicado Vipassana o alguna otra técnica de meditación profunda? ¿Cómo fue tu experiencia? ¡Me encantaría leerte en los comentarios!

Buen camino y buena brisa!

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