
Hoy quiero abordar una de las preguntas más fundamentales y, a menudo, más divisivas: ¿Creo en Dios?
Este tema se sitúa en el corazón del debate entre la fe y el escepticismo, entre la creencia basada en la experiencia personal o textos sagrados y la visión del mundo basada en la evidencia comprobable. No he tratado mi perspectiva personal directamente antes, y siento que es el momento de compartir mi recorrido y reflexión sobre las distintas formas de entender a ese «ser superior» o «fuerza divina».
Quizás, al acompañarme en este viaje por diferentes concepciones de Dios, tú también puedas reflexionar sobre tu propia visión: ¿Es una persona, una fuerza, un principio, algo tangible o incognoscible?
1. El Dios Personal: El Creador Cercano y Consciente
Nuestra cultura judeocristiana nos presenta predominantemente un Dios personal: un ser consciente, con inteligencia, voluntad, emociones (aunque infinitamente superiores a las nuestras) y poder. Se nos dice que fuimos creados «a su imagen y semejanza», lo que facilita una relación basada en la comunicación (oración), la obediencia, la fe y la veneración.
- Ejemplos: El Dios del Judaísmo, Cristianismo e Islam.
- Características: Interactúa con el mundo, establece leyes, juzga, es creador y sustentador.
- Complejidades: Aunque a menudo se llaman monoteístas, estas religiones incluyen otros seres con poder (ángeles, demonios, santos), mostrando quizás rastros de henoteísmo o politeísmo. Además, la imagen de este Dios ha evolucionado; el Dios a veces vengativo del Antiguo Testamento contrasta con visiones más modernas, reflejando cambios sociales más que una naturaleza divina inmutable.
Esta visión es muy «conveniente» para las estructuras religiosas, ya que justifica rituales, leyes y una relación directa con la deidad.
2. El Principio Impersonal: La Fuerza Universal y la Armonía Cósmica
Alejándonos de la figura antropomórfica, encontramos la visión de lo divino como un principio impersonal, una fuerza o espíritu universal. No es una «persona» con la que conversar, sino la realidad última subyacente, el motor del universo.
- Ejemplos: El Tao (Taoísmo), Brahman/Atman (Hinduismo), Dharmakaya/Sunyata (Budismo), el «Gran Espíritu Padre Madre» (Cosmovisión Muisca y otras indígenas).
- Énfasis: Armonía, equilibrio, fluir con la naturaleza, respeto por las leyes universales (físicas y metafísicas como el Karma o la Rueda del Samsara).
- Relación con la Ciencia: Más amigable con el escepticismo al no postular necesariamente una entidad consciente separada, aunque aún puede incluir conceptos no verificables científicamente (como la reencarnación).
Aquí, el sufrimiento no viene de un castigo divino, sino de ir contra el flujo natural del universo.
3. Panteísmo: Dios ES el Universo
Una visión que me resuena profundamente es el Panteísmo. Aquí, Dios no es solo la fuerza detrás del universo, sino que Dios ES el universo mismo. Lo divino es inmanente, está dentro de todo, no es un creador separado. Las leyes de la naturaleza son Dios.
- Ejemplos: La filosofía de Baruch Spinoza («El Dios de Spinoza», admirado por Einstein). Muchas visiones indígenas que veneran la naturaleza como sagrada.
- Experiencia: Permite una experiencia mística y de asombro ante la propia realidad, ante el orden y la majestuosidad del cosmos y la naturaleza, sin necesidad de postular un creador externo. Es una espiritualidad compatible con la observación científica del universo.
- Sincretismo: Es importante notar que hoy, muchas visiones indígenas están mezcladas (sincretizadas) con creencias cristianas, resultando en figuras como la «Madre Tierra» asociada a la Virgen María.
4. Panenteísmo: Dios EN y MÁS ALLÁ del Universo
Similar pero distinto, el Panenteísmo sostiene que Dios es inmanente (está en el universo) pero también trascendente (va más allá de él). El universo es parte de Dios, pero Dios es más grande que el universo físico.
- Ejemplos: Teología del Proceso, la visión Sikh (Wajeguru), ciertas corrientes místicas (Sufismo, Kabbalah, Gnosis histórica).
- Implicaciones: Abre la puerta a realidades no materiales, a un «más allá» o planos astrales/etéreos, combinando la inmanencia del panteísmo con la trascendencia de visiones más tradicionales.
5. Deísmo: El Arquitecto Ausente
El Deísmo propone un Dios creador, el «arquitecto» o «relojero» que dio cuerda al universo y estableció sus leyes, pero que no interviene ni se revela después de la creación inicial.
- Contexto: Popular durante la Ilustración (Voltaire, Thomas Paine, Jefferson).
- Relación con la Ciencia: Intenta reconciliar la necesidad de una «primera causa» (quizás para explicar el Big Bang o el ajuste fino de las constantes universales) con la ausencia de evidencia de intervención divina en el funcionamiento actual del cosmos. Evita el «Dios de los huecos» (usar a Dios para explicar lo aún desconocido).
6. Lo Divino como Arquetipo: Un Concepto Psicológico Profundo
Finalmente, una perspectiva más filosófica y psicológica ve lo divino como un arquetipo: un patrón fundamental en la psique humana colectiva, tal como lo describió Carl Jung.
- Concepto: No se trata de si Dios existe «ahí fuera», sino de la existencia innegable del concepto de lo divino, lo sagrado, lo trascendente, lo más elevado a lo que aspiramos, dentro de nosotros.
- Ejemplo (Peterson/Pinocho): Jordan Peterson interpreta la historia de Pinocho pidiendo a la estrella fugaz ser un niño de verdad como una plegaria a este arquetipo de lo superior, una invocación a una fuerza transformadora que sentimos más allá de nuestro yo cotidiano.
- Experiencia Interna: Creo que gran parte de la experiencia de «comunicarse con Dios» (o con seres queridos fallecidos, o guías) es, en realidad, un diálogo con esta parte profunda, sabia y poderosa de nuestra propia conciencia. Accedemos a un arquetipo de sabiduría, amor o poder que reside en nuestro interior, aunque no nos identifiquemos plenamente con él en nuestra vida diaria.
Mi Perspectiva Actual: Integrando Asombro y Razón
Después de transitar por diferentes etapas en mi camino espiritual, mi visión actual se acerca a una combinación del Panteísmo de Spinoza y la comprensión de lo Divino como Arquetipo.
Encuentro una profunda fuente de asombro y experiencia mística en la contemplación del universo, sus leyes, su orden y su inmensidad (el «Dios» que es la Naturaleza misma). Aceptar las leyes físicas y naturales, comprenderlas, es una forma de conectar con esa «divinidad» inmanente.
Al mismo tiempo, reconozco y valoro esa capacidad humana de conectar con un «algo» superior dentro de nuestra propia psique: esa fuente de sabiduría, fortaleza y aspiración trascendente que podemos llamar «Dios interior», «arquetipo divino» o «chispa sagrada». Creo que esta experiencia interna es real y poderosa, independientemente de si proyectamos su origen a una entidad externa o la reconocemos como parte de nuestro potencial humano.
Esta visión me permite vivir una espiritualidad rica en asombro y significado, que siento compatible con una perspectiva racional y científica del mundo.
¿Y Tú? ¿Cuál es Tu Visión?
Este recorrido es solo una muestra de las innumerables formas en que la humanidad ha intentado comprender lo divino. No hay una respuesta única ni fácil.
Me encantaría saber: ¿Cuál de estas visiones resuena más contigo? ¿Tienes una perspectiva diferente que no mencioné? Comparte tu reflexión en los comentarios. El diálogo enriquece nuestro camino.
Gracias por acompañarme en esta exploración.
¡Buen camino y buena brisa!