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T7E8: Religión para Escépticos: ¿Por Qué Necesitamos Creer (Incluso Sin Fe)? 

Última actualización el 2025-05-16

Espiritualidad y Ciencia
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T7E8: Religión para Escépticos: ¿Por Qué Necesitamos Creer (Incluso Sin Fe)? 
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Hola, soy Manuel Avila, y en este espacio de «Espiritualidad & Ciencia» quiero invitarte a una reflexión que podría parecer contraintuitiva: la religión, o al menos sus mecanismos subyacentes, ¿podría ser útil e incluso necesaria para todos, incluyendo a quienes hemos abrazado el escepticismo y el método científico?

Lejos de la clásica crítica que tacha a la religión de «opio del pueblo», hoy quiero explorar cómo nuestra propia biología y evolución nos han predispuesto a necesitar narrativas, rituales y comunidad, elementos intrínsecos a las estructuras religiosas.

https://youtu.be/FLAa9nXJ2Rk

Nuestros Orígenes: El Cerebro del Cazador-Recolector y la Necesidad de Historias

Para entender esto, viajemos atrás en el tiempo. Como <i>Homo sapiens</i>, hemos pasado la inmensa mayoría de nuestros 300,000 años de existencia como cazadores-recolectores en la sabana. Nuestro cerebro evolucionó para sobrevivir en ese entorno, desarrollando dos habilidades cruciales: la comunicación y la cooperación a gran escala. Estas nos permitieron superar nuestras limitaciones físicas frente a depredadores más fuertes y adaptarnos a una velocidad sin precedentes.

Pero aquí surge un detalle fascinante: el método científico, con su rigor de hipótesis y experimentación, es una invención muy reciente en nuestra historia. Mucho antes, la herramienta más eficaz para cohesionar grupos, para asegurar esa cooperación vital, fue la creación de historias, mitos y leyendas. Estas narrativas compartidas nos unían, establecían normas comunes y daban sentido a nuestra existencia.

¿Por Qué Creemos? Dos Perspectivas Evolutivas

Yuval Noah Harari, en su obra «Sapiens», sugiere que la religión emerge como un canalizador de estas historias, permitiendo que tribus distantes confiaran mutuamente al compartir un sistema de creencias y un ser superior que «vigilaba» el cumplimiento de las normas. Creer en el mismo dios o los mismos espíritus creaba una familiaridad artificial, esencial para la cooperación entre extraños.

Por otro lado, el biólogo Richard Dawkins propone que la religión podría ser un subproducto de una mente infantil evolucionada para la obediencia. Los niños que obedecían a sus mayores tenían más posibilidades de sobrevivir. Esta «programación» para la obediencia podría persistir en la adultez, no ya hacia otros adultos (a quienes vemos como iguales), sino hacia una figura de autoridad superior, ya sea real o imaginaria, como un dios, un rey o incluso un líder carismático.

Independientemente del mecanismo exacto, ambas perspectivas apuntan a una verdad: nuestro cerebro está, de alguna manera, «cableado» para las narrativas compartidas y las estructuras que fomentan la cooperación.

El «Síndrome del Castor»: La Persistencia de los Instintos

Imagina un castor en cautiverio. Aunque no haya un río que represar ni los materiales naturales para hacerlo, a menudo intentará construir presas con lo que tenga a mano, como fichas de Lego sobre una franja oscura en el suelo. No tiene una utilidad práctica en ese contexto, pero el instinto de construir es tan fuerte que necesita expresarlo.

De manera similar, aunque el mundo moderno nos ofrece estructuras sociales y legales (naciones, leyes, policía) que en parte reemplazan las funciones cohesivas de la religión, nuestra mente, adaptada durante milenios a esos mitos y leyendas, sigue «necesitando» algo parecido.

Las «Religiones» Modernas: Del Patriotismo al Deporte

Si observamos con atención, muchos de estos patrones religiosos se han transferido a instituciones seculares:

  • La Nación: Un país tiene sus «libros sagrados» (la Constitución), sus rituales (himnos, banderas, desfiles), sus héroes y mártires, e incluso sus «deidades» simbólicas (como la figura de «Columbia» representando a EE.UU.). El fervor patriótico puede ser tan intenso como la devoción religiosa.
  • Los Deportes: Para muchos, su equipo de fútbol o hockey es más que un entretenimiento; es parte de su identidad. Existen mitos, leyendas, héroes, rituales (ir al estadio, cantar los himnos del equipo) y una lealtad inquebrantable, incluso cuando el equipo pierde constantemente. Los jugadores cambian de equipo, pero los fans rara vez lo hacen.
  • Los Fandoms: Comunidades alrededor de sagas como Star Wars, Star Trek o juegos como Calabozos y Dragones desarrollan su propio «lore» (mitología), rituales (convenciones, cosplay, fechas especiales como el «May the 4th») y un fuerte sentido de pertenencia.

El Dilema del Escéptico: ¿Dónde Encontramos Nuestro «Lugar Sagrado»?

Quienes hemos optado por el escepticismo y el pensamiento crítico tendemos a cuestionar, a no «tragar entero». Esto, que es una fortaleza intelectual, puede dejarnos un vacío en cuanto a esa necesidad instintiva de cohesión y trascendencia compartida. Si la base de la religión es la cooperación a través de creencias comunes, ¿estamos los escépticos en desventaja para formar comunidades fuertes y encontrar ese sentido de pertenencia?

Propuestas para un «Espíritu Escéptico»:

  1. Reapropiación Lúdica: Así como un fan de Star Wars sabe que es ficción pero disfruta el ritual y la comunidad, ¿podríamos los escépticos participar en religiones existentes con una mirada diferente? Podemos acudir para el contacto humano, la sabiduría contenida en sus textos (que a menudo es profunda más allá del dogma) y la belleza de sus rituales, sin necesidad de suscribir a la creencia literal.
  2. Naturalismo Poético: Como argumenta Sean Carroll, podemos experimentar el mundo natural y los fenómenos humanos (como el amor, que es química y biología) con un sentido de asombro y misticismo. Lo poético, lo subjetivo, es tan real en nuestra experiencia como la ciencia que lo sustenta. El amor es real, aunque sepamos que está mediado por neurotransmisores.
  3. Hacia «Iglesias Escépticas» o Espacios de Comunión Secular:
    • He observado cómo podcasts como «The Skeptics’ Guide to the Universe» siguen una estructura ritualística similar a una misa: introducción, «lecturas» (noticias científicas), «sermón» (discusión principal), secciones lúdicas y anuncios.
    • Necesitamos espacios físicos donde podamos reunirnos para hablar de sabiduría, ciencia, filosofía, compartir experiencias y crear lazos, pero sin dogma. El ritual y la ceremonia son importantes: el atuendo, los «libros guía» (que podrían ser textos científicos o filosóficos), la estructura.
    • Las logias masónicas, con su énfasis en el simbolismo y el ritual secular, o incluso la Iglesia Satánica (que en muchas de sus vertientes es más un humanismo secular que una adoración literal), exploran estos territorios, aunque no sean para todos.

Una Experiencia Personal: La Comunidad Anglicana

Cuando llegué a Canadá con mi familia, sin conocer a nadie, encontramos un inesperado refugio en una pequeña iglesia anglicana local. Nos acogieron con un cariño y una apertura asombrosos. Disfrutaba de la belleza del lugar, los vitrales, la música, y observaba las diferencias rituales con el catolicismo. Lo más valioso fue la comunidad: después del servicio, compartían café y galletas, un espacio simple para charlar y conectar. Allí conocimos a nuestros primeros amigos en este país, y nuestra hija participó en grupos infantiles. Fue un ejemplo de cómo una institución religiosa puede ofrecer comunidad y pertenencia, incluso a quienes no compartimos plenamente su doctrina. Bautizamos a nuestro hijo Benjamín allí, un acto de integración y gratitud.

El Sueño de los «Templos de la Ciencia»

Anhelo el día en que tengamos «templos escépticos» o «templos de la ciencia»: espacios hermosos, quizás en universidades o centros comunitarios, abiertos a todos para discutir ideas, compartir conocimiento, practicar la filosofía, y simplemente conectar. Espacios que alimenten el espíritu con belleza, sabiduría y comunidad, sin necesidad de adherirse a un credo sobrenatural.

Actualmente, mientras este post se publica, me encuentro en mi primera experiencia de meditación Vipassana de 10 días. Una búsqueda personal de conexión y entendimiento que, sin duda, compartiré con ustedes.

La necesidad de conexión, significado y ritual parece ser profundamente humana. Quizás el desafío para los escépticos no es erradicar esta necesidad, sino encontrar o crear las formas y los lugares para satisfacerla de una manera auténtica y enriquecedora, en consonancia con nuestros valores de razón y evidencia.

¿Qué piensas tú? ¿Cómo satisfaces esta necesidad en tu vida? Me encantaría leer tus reflexiones en los comentarios.

Un abrazo, buen camino y buena brisa.

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