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T4E2: Encanto

Espiritualidad y Ciencia
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T4E2: Encanto
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En episodios anteriores he hecho referencia a películas que tocan temas relacionados a la espiritualidad o que pueden usarse como analogía a conceptos o fenómenos de los que hablo en este podcast. Sin embargo, hasta ahora no le he dedicado un episodio completo al análisis de una película y la verdad es que es mucho lo que se puede aprender cuando se observa con atención el contenido de algunos filmes que han sido creados alrededor de temas como los sentimientos, las emociones o las relaciones humanas.

Para este episodio se me ocurrió hacer exactamente eso con una de las películas que más me han impactado en los últimos años y que muchos descontarían como una película más para niños. Estoy hablando de Encanto, la sexagésima película de estudio de Disney y que fue inspirada por primera vez en la cultura y música de Colombia.

Ya no es una sorpresa que una película para niños inspire más análisis psicológico o espiritual que la mayoría de las películas para adultos. Desde hace años hemos visto que los realizadores de cine infantil utilizan el medio para tratar temas que los estudios no se atreven a tocar en producciones para otros públicos.

Puede ser que los personajes coloridos y divertidos sean una buena forma para edulcorar y hacer más digeribles temas que de otra forma podrían resultar muy densos, pero en todo caso en mi opinión fue Pixar, y en particular el director John Lasseter, quien probó que el cine para niños no tiene que ser unidimensional, sino que puede tener capas de significado que le permita poder ser apreciado por público más sofisticado.

También creo que se dieron cuenta que los padres agradecemos que a nuestros hijos se les dediquen contenidos que tengan un mensaje positivo o una enseñanza que vaya más allá de simple entretenimiento. Esto es algo que otros medios han adoptado y afortunadamente ahora tenemos libros, canciones y series de televisión que enseñan a manejar las emociones o a aceptarse como son.

Pixar todavía es el líder y en mi opinión el estudio más acertado en su manejo de estas temáticas, sobre todo con Intensamente, de la cual hablé en un episodio anterior y que hace una muy buena descripción de la forma en que funcionan las emociones en el cerebro, Soul que se mete con uno de los temas más difíciles que es la muerte y la importancia de disfrutar del aquí y el ahora, o más recientemente con Luca, que se enfoca en el valor para reconocerse a sí mismo tal y como uno es, incluso, haciendo un claro guiño al descubrimiento de una identidad sexual diversa.

Sin embargo, recientemente Disney, que, a pesar de ser propietario de Pixar, aún mantiene separadas las producciones de los dos estudios, también ha acogido esta tendencia, aunque hasta ahora lo había hecho de una forma más sutil. Tal vez más adelante haga algún análisis sobre la forma en que Frozen trata la depresión, pero por esta vez, vamos a enfocarnos en Encanto.

A partir de aquí debo hacer una advertencia para quien no haya visto aún la película porque entraré en el territorio de los spoilers y la verdad vale la pena descubrir las cosas de las que voy a hablar por ti misma.

Son varias las perspectivas que podemos analizar sobre esta película y aunque me gustaría mucho hablar de la forma tan linda en que se muestra la cultura de mi país en su música, comida y tradiciones, voy a referirme a los temas que para mí son los más importantes en la trama y son el trauma generacional y los roles familiares.

Trauma Generacional

En la historia de la familia Madrigal, todo empieza color de rosa y a primera vista, se trata de una familia amorosa y alegre que además de tener una casa maravillosa, es bendecida con poderes mágicos, con los cuales sus integrantes mantienen todo en orden en la “Casita” y ayudan al resto de los habitantes de “Encanto”, un pueblo

Pero a medida que la película avanza nos vamos dando cuenta que algo está definitivamente mal con los Madrigal. Después de que Mirabel introduce a todos los miembros de su familia y nos cuenta cómo son de maravillosos y únicos, “fantásticos y mágicos” – más exactamente – vemos que no se lleva nada bien con su hermana Isabela, que su abuela parece preferir a todos sus otros nietos excepto ella y que hay alguien en su familia de quien nadie habla.

Luego viene la escena de la ceremonia en la que el pequeño Antonio recibirá su don. Ahí se hace más evidente la enemistad entre Mirabel y su hermana, su dolor por no ser aceptada totalmente y no encajar como los demás y la dureza con la que la Abuela maneja todos los hilos de la familia, dejándoles muy poco espacio para equivocarse o hacer lo que realmente quieren.

A partir de ahí inicia la aventura de Mirabel, después de tener una visión en la que su casa se empezaba a resquebrajar. Es también el momento en que Maribel se da cuenta de lo mucho que su abuela la subestima y que si ella quiere descubrir qué es lo que está amenazando la estabilidad de la Casita, va a tener que hacerlo por su cuenta y a riesgo de terminar siendo aislada por su abuela como lo hizo años atrás con su tío Bruno.

En ese viaje Mirabel trata de reconstruir el rompecabezas de las fracturas de la casa y se da cuenta que las grietas de la Casita son en realidad grietas en su familia. La perfección que aparenta la familia es en realidad una fachada tras la que se esconde una serie de relaciones tóxicas, detrás de las que, en casi todos los casos, se encuentra la matriarca de la familia, la abuela Alma.

Hay algo muy bonito que diferencia Encanto de casi todas las demás películas de Disney y es que por primera vez no hay un villano como tal, a pesar de que al principio se insinúe que Bruno lo es. Incluso la abuela Alma, que se revela como la causante de los problemas de la familia, puede entenderse como una víctima más del verdadero mal de los Madrigal: el trauma generacional del conflicto armado en Colombia.

Esto es lo que más me sorprendió de la película; que se hayan arriesgado a tocar en una película infantil algo tan delicado y traumático como las masacres y el desplazamiento forzado en Colombia. Hay que decir que los realizadores del filme hicieron un excelente trabajo matizando esas escenas para hacerlas digeribles para una audiencia familiar, pero aún así es totalmente claro que la razón por la que el abuelo Pedro desapareció fue porque fue asesinado por un grupo de bandoleros durante lo que al parecer se trataría de un desplazamiento de campesinos durante la violencia partidista de mediados del siglo XX.

Estando en la sala de cine no pude evitar, ya no las lágrimas sino llanto sentido al ver estas escenas armonizadas por las notas de la bella canción “Dos Oruguitas” de Lin Manuel Miranda. El impacto del drama en la pantalla me afectó en particular porque la forma en que murió mi abuelo paterno Rafael Jiménez, al parecer asesinado a tiros por su filiación política mientras atravesaba un río, fue muy similar a manera en que el abuelo de Mirabel fue asesinado en un rio, también durante los tiempos de la violencia en el campo colombiano.

Al escuchar la narración de la Abuela alma de esos tristes sucesos, Mirabel comprendió que la dureza de su abuela, su excesivo control sobre la familia y su poca tolerancia ante cualquier descuido que pueda amenazar la estabilidad de su hogar, eran tan solo el resultado del tremendo trauma que significó para ella el perder todas sus pertenencias y tener que abandonar su tierra, sólo para luego perder al amor de su vida y tener que dirigirse con sus tres pequeños hijos con destino a lo desconocido.

Esto es un descubrimiento que también hice yo en los últimos años cuando tuve que reconciliar la idea de haber crecido en un hogar ejemplar y lleno de amor, con la realidad de reconocer conflictos intrafamiliares y heridas no sanadas en particular con mi padre. La mejor forma que tuve de hacer este proceso fue la revisión de la historia de mi papá, la cual compartí en uno de los primeros episodios de este podcast, en el contexto de la violencia entre liberales y conservadores en su pueblo, que culminaron con su desplazamiento junto con mi abuela Dolores al rigor de la pobreza en Bogotá, la capital del país.

Saber que mi padre creció en medio de esta violencia, con el miedo constante a perderlo todo, a encontrar la muerte en cualquier momento y bajo la rígida formación de mi abuela Dolores, me hizo entender, al igual que lo hizo Mirabel, que mi papá siempre me entregó con amor lo que más pudo y que su dureza en muchas ocasiones fue el reflejo de su miedo a perder por algún descuido u omisión, la frágil tranquilidad que con tanto esfuerzo había logrado procurarnos.

Esta es en esencia la razón por la cual el milagro de los Madrigal estuvo a punto de desaparecer. La abuela Alma controló tan de cerca y con mano tan firme a sus hijos y nietos, que los cimientos de su familia temblaron y la casa se desmoronó por su propio peso.

Dones que también son cargas

Creo que lo que más me gustó de los recursos narrativos de Encanto fue la utilización de la Casita como una representación visual de la propia familia Madrigal. La Casita es un personaje más en la historia que representa la familia como un todo y por eso en ella cada personaje está representado como una habitación. Bueno, casi todos, porque notablemente hay dos personajes que no tienen una habitación especial: Mirabel y la propia Abuela Alma, justo los dos que no tienen dones o poderes mágicos.

Las habitaciones mágicas de la Casita son un reflejo de sus dones, indicando que el don de cada miembro de la familia es lo que sostiene la magia de la casa. Esto me parece que refleja cómo en una familia, cada miembro de ella adopta un rol, que viene a ser lo que cada uno aporta para la armonía de la familia.

Esto es interesante porque los dones que los realizadores le otorgaron a cada uno de los miembros de la familia Madrigal me parecen una versión mágica de los dones que con frecuencia las personas adoptamos cuando participamos en un contexto social. Hay infinidad de roles posibles dependiendo del contexto, incluyendo rol de padre, de hijo, de mentor, de aprendiz, de amigo o pareja, pero también roles más específicos, como padre-entrenador, madre-confidente, amigo-solucionador o pareja-posesiva.

En mi opinión, los libretistas de Encanto hicieron un buen trabajo de reflejar roles familiares típicos en nuestras familias latinoamericanas, y con cada personaje, la película muestra tanto la parte mágica o positiva del rol, como la parte negativa o tóxica que con frecuencia se encuentra en quienes adoptan esos roles.

La Abuela: Pilar de hogar – controladora

En primer lugar, analicemos a la abuela: su nombre es alma, con lo que podemos intuir que es el alma o el espíritu de la familia. Es una de los dos miembros de la familia que no tiene poderes, excepto que ella es la guardiana del milagro, lo que quiere decir, es la guardiana de la magia familiar, un rol que es muy común encontrar en las mujeres mayores de la familia, que cuidan la economía del hogar, están pendientes de los asuntos personales y emocionales de todos en la familia y que suelen tener la fuerza para mantener unida a la familia a pesar de los problemas que se presenten o que los vientos soplen en contra.

Como se descubre hacia el final de la película, la abuela Alma, debido a su miedo de que algo inesperado destruyera a su familia, como sucedió años atrás, se convirtió en una inflexible controladora de la vida de sus hijos y nietos, descuidando lo más importante que era asegurar que ellos fueran felices. Su redención devino cuando recordó que la razón de ser de su milagro era hacer feliz a los suyos, no manipularlos para cuidar el milagro a expensas de su salud mental.

Julieta: Sanadora – Resignada

La mamá de Mirabel es una dulce señora que nos recuerda a muchas mamás cuya prioridad es sanar a los suyos, pasando incluso por encima de sus propias necesidades. En Encanto, Julieta sana enfermedades físicas con comida, pero todos sabemos que las mamás latinoamericanas sanan el alma con la comida.

En el caso de la mamá de Mirabel, la parte negativa que pude identificar fue el hecho de que a pesar de darse cuenta de la injusticia de la forma en que la abuela Alma trata a su hija Mirabel, no estaba dispuesta a intervenir en favor de su hija. Algo con lo que también podemos identificarnos quienes tenemos en nuestra familia a adultos mayores con personalidades muy rígidas, que crean a su alrededor un ambiente autoritario en el que no se acepta la crítica ni el disenso.

Pepa: Persuasiva – Inestable

Este personaje es muy interesante porque tiene un poder que no es fácil de interpretar como un rol tradicional. Pepa, o Josefa como me imagino que se llama, tiene el poder de manipular el clima, con la desventaja de que tiene que tratar de controlar constantemente un microclima extremo que la persigue de acuerdo con su estado de ánimo.

Esto último fue lo que me dio la clave para entender lo que Pepa representa, si el clima que la persigue representa su propio estado emocional, entonces quiere decir que el poder que tiene es el de manipular el estado emocional de otras personas. Esto es algo que no vemos en la película directamente porque lo que hace Pepa es detener la lluvia o producir Arco Iris, pero podemos asimilar a Pepa con alguien que tiene la facultad de influir en otras personas para reducir sus tormentas emocionales, aliviar sus lluvias de lágrimas y producir en ellos arcoíris de paz y tranquilidad.

El costo de ese poder, sin embargo, es el de tener que lidiar con lo que a mí me parece es una delicada estabilidad mental, cuando no una enfermedad mental, probablemente ansiedad. Hay una escena en particular en la que todo se está saliendo de control y Pepa empieza a hiperventilar, una nube gris se empieza a formar sobre ella y la abuela le ordena algo como: “Pepa, ¡controla esa lluvia!” Pepa le levanta la voz y le dice: “Ay ya! ¡Más bien agradece que no sean huracanes!”

Muchas personas tienen la capacidad de influir en las emociones de los demás y utilizan esta capacidad para ayudarlos a mejorar sus vidas, pero no es extraño que esas personas tengan dificultad para manejar sus propias emociones. En algunos casos, la capacidad de empatizar con los demás conlleva una elevada sensibilidad ante el dolor que puede traducirse en tendencia a la depresión o la ansiedad, que son condiciones mentales que quienes las hemos experimentado sabemos que se pueden percibir como auténticas tormentas emocionales.

Luisa: Fortaleza de carácter – Miedo a no ser suficiente

El poder de Luisa, la mayor de las hermanas de Mirabel es la superfuerza física, que durante la canción “Bajo la Superficie” se revela como la capacidad de cargar con los problemas de los demás, con frecuencia, como en el caso de Luisa, los de los miembros más vulnerables de la familia. Este es el primer don mágico que claramente se muestra como un don con un lado negativo: Luisa tiene un miedo constante a no ser suficientemente buena, a que haya algún problema que no pueda resolver.

Según he leído en Twitter y comentarios de YouTube, muchas hermanas y hermanos mayores se identifican totalmente con esta sensación de la necesidad de ser fuertes para sus hermanos y el miedo no llegar a ser suficientemente buenos. Yo no tuve esa experiencia con mis hermanas, pero sí lo viví totalmente durante varios años con mis padres, esposa, hijos y amigos. Ser fuerte es una virtud muy encomiable pero cuando no va acompañada por una buena dosis de autocuidado y responsabilidad con su propia salud mental, también suele desembocar en problemas como ansiedad y depresión, algo que vemos que le sucede a la pobre Luisa cuando se empiezan a notar las grietas en los cimientos de la familia Madrigal.

Isabela y Camilo: Complacientes y Frustrados

Los roles de Isabela y Camilo me parecieron similares y complementarios. Isabela es la nieta e hija perfecta, al menos ante los ojos de sus padres y abuela: No da problemas, hace lo que se le dice y se esfuerza por hacer que todos se sientan conformes con ella. Su poder es hacer brotar flores en todas partes. Flores que con frecuencia son las favoritas de su abuela, la Jacaranda.

El poder de Camilo tiene mucho parecido con el de Isabela porque él también usa su poder para complacer a los demás: se transforma en cada persona que saluda porque a todos nos gusta ver nuestro reflejo en los demás, al menos el reflejo de nuestra mejor cara. También se convierte en las personas en que su abuela le pide cuando necesita ayuda para la familia y en ocasiones lo hace para divertir a quienes están a su alrededor.

Seguro conoces a personas que como Isabela siempre han seguido los pasos que sus padres diseñaron para ellos, esforzándose para no decepcionar, para enorgullecer y recibir aprobación. También debes conocer a alguien que, como Camilo, pareciera no tener una personalidad propia, sino que se acomodan a la personalidad de quien tengan al frente y que quizás esconden sus tristezas y frustraciones a través del humor. Un caso que se me viene a la cabeza es la triste historia del actor Robin Williams, que luchó toda su vida contra el fantasma de la depresión haciendo reír a los demás.

En la película no vemos el lado negativo de esta conformidad para Camilo, pero Isabela, luego de su discusión con Mirabel, termina por aceptar que estaba a punto de explotar por su esfuerzo por parecer “perfecta”, complacer a la abuela y dedicarse a crear solamente flores de colores alegres. Todo empieza a encajar para la familia cuando Isa empieza a crear plantas con espinas, carnívoras y otras plantas exóticas, que parecen representar rasgos de personalidad caóticos, imperfectos y auténticos que Isabel había estado escondiendo por mucho tiempo.

Mirabel y Bruno: Visionarios – Auto sacrificio

Voy a mencionar a Dolores apenas de pasada, porque me parece que fue un personaje que más que todo se utilizó como alivio humorístico y para mover la trama cuando no había otra forma de hacerlo. Sin embargo, su rol tiene que ver con la comunicación, común en las personas que saben escuchar a los demás y que por lo tanto se convierten en confidentes con frecuencia. Tal como vemos con Dolores, atesorar tanta información suele venir con la tentación de violar la confidencialidad y revelar secretos y chismes ya sea por una buena causa o por pura diversión.

Pero sin duda los personajes más importantes en la sanación de las grietas de los Madrigal fueron Mirabel y Bruno, los dos miembros “diferentes” de la familia. Bruno, al igual que sus hermanas y sobrinos tiene un poder que la película hace evidente que en realidad simboliza una virtud bastante humana. Mientras que en el realismo mágico de Encanto Bruno tiene la capacidad de ver el futuro, rápidamente nos damos cuenta de que sus “visiones” no son nada impresionantes: Darse cuenta de que el pez de una lugareña estaba a punto de morir, que otro vecino iba a engordar o que el cura del pueblo se iba a quedar calvo.

Es evidente que Bruno es en realidad un agudo observador, alguien con la capacidad de analizar las situaciones a su alrededor y hacer pronósticos educados sobre lo que podría acontecer en consecuencia. En la película Bruno se dio cuenta que la actitud de la abuela hacia Mirabel cuando ella no obtuvo un don reflejaba una actitud tóxica que podría resquebrajar la unidad de la familia.

Hilando un poco más delgado, podría decir que Bruno fue el único que se atrevió a cuestionar el excesivo control de la abuela Alma, que incluso parecía ser capaz de llegar a rechazar a una pequeña niña sólo por el hecho de no mostrar disposición o talento para cumplir con sus expectativas.

El caso más ilustrativo de esta toxicidad es el rechazo, que aún hoy en día, se vive cuando ya sea por motivos culturales o económicos, la familia espera un niño y en cambio nace una niña. Esto era común cuando un hombre era sinónimo de un par de manos más para labrar la tierra y generar ingresos mientras que una niña era vista como una carga que había que sostener hasta que se le pudiera casar con un buen marido.

Pues Mirabel, ante los ojos de la abuela, no recibió ningún don y por lo tanto no era tan útil como los demás en su propósito de mantener el milagro de la familia. Algo parecido a esos papás que rechazan a sus hijos que deciden no seguir sus pasos y amenazan el legado de la familia, sobre todo cuando hay un negocio familiar o propiedades que se esperaba que el hijo continuara cuidando cuando los padres se hagan ancianos.

Bruno hizo entonces lo que muchos deciden hacer con sus familias: seguirlos queriendo y tratar de apoyarlos desde la distancia, pero no seguir participando de la dinámica corrosiva que puede engendrar problemas mayores más adelante. No es común que alguien se quede viviendo entre las paredes de la casa familiar, pero esto también puede verse como una metáfora de los casos en los que la presencia de un familiar que se marchó en desacuerdo con los suyos, se sigue sintiendo en la familia, a pesar del esfuerzo que hacen los que se quedan por “no pronunciar su nombre”.

Al final de esta relativamente corta película, Mirabel completa su arco de heroína cuando deja de sentirse víctima de su abuela e inferior a sus hermanas y primos y se da cuenta que su valor no está en tener algún don en particular sino en la valentía de ver las grietas en su familia y la voluntad de hacer algo al respecto.

Mirabel no es tan fuerte como su hermana Luisa, pero le enseña que hay fortaleza en reconocer su debilidad y pedir ayuda a los demás. No es tan “perfecta” como Isabela, pero le enseña que en sus imperfecciones y la capacidad de aceptarlas y hasta disfrutarlas, hay más belleza que en la perfección. El hecho de que no reciba ningún don después de salvar el milagro resalta la lección de que la voluntad y el trabajo tienden a cosechar más frutos que el talento innato.

Para mí la última enseñanza que Mirabel y Bruno nos entregan es que ser incómodo puede ser un gran don. Bruno fue rechazado por advertir las consecuencias negativas de las acciones u omisiones que observaba y Mirabel tuvo que enfrentarse a su abuela por desobedecer sus órdenes y eventualmente también por decirle lo que pensaba que estaba haciendo mal.

Es triste que muchas veces incluso las familias más amorosas se resquebrajan y se separan por cuidar un milagro ilusorio, la utopía de familia perfecta en la que los problemas se barren bajo el tapete y se ignoran confiando en que el cariño sea suficiente para mantener la familia unida. Los roles familiares de padre, hija, hermano o prima muchas veces se anteponen a la realidad de ser simplemente seres humanos distintos y diversos que por azar del destino les ha correspondido caminar en esta experiencia de vida.

Lo que cada uno contribuye para la familia: dinero, trabajo, esfuerzo, regalos o tiempo muchas veces también se imponen sobre lo que cada uno es para los demás y si alguien no aporta algo que sea útil o proporcional a lo que recibe, entonces puede ser relegado como le pasó a la pobre Mirabel que ya siendo una adolescente tenía que seguir durmiendo en el cuarto de los niños.

En fin, es mucho lo que se puede reflexionar y discutir después de ver la primera película de Disney inspirada en Colombia. Yo creo que la familia colombiana está muy bien representada en el filme pero según los comentarios que he leído en las redes sociales, con los Madrigal se identifican miles de personas de culturas muy distintas y es una muy buena excusa para que revisemos nuestras relaciones familiares, los roles que representamos en nuestra familia y tal vez, para que sigamos el ejemplo de Mirabel y sanemos esas relaciones rotas que seguro tenemos por ahí, comprendiendo quien es cada uno en nuestro entorno sin la máscara de su papel de esposo, abuela, hijo o hermana y nos veamos como Seres espirituales, que nos encontramos para compartir, experimentar y aprender.

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