Última actualización el 2020-10-21
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En el episodio anterior hablé un poco sobre la fascinación humana por develar lo que hay más allá de la realidad que percibimos porque desde siempre hemos intuido que no somos los dueños de nuestro destino. Bien sean los Illuminati, Bill Gates, el Comunismo Internacional, Satanás, o los extraterrestres, muchos creen que hay una élite que nos manipula y explota para su propio beneficio.
Una parte fundamental de muchas escuelas de conocimiento iniciático o cultos de misterio ha sido precisamente tratar de descubrir quienes son esos que tienen el poder tras bambalinas y encontrar una manera de rebelarnos y liberarnos de la esclavitud.
Yo, sin embargo, considero tal como lo expresé en esa oportunidad, que nuestra tendencia a creer en teorías de conspiración sobre poderosos que nos controlan y esclavizan se basa en gran medida en nuestra propia tendencia a controlar y manipular a quienes se encuentran bajo nuestra influencia. Hay sin embargo, evidencia histórica de grupos que se han propuesto sistemáticamente crear estructuras de control sobre la población para explotarla y manipularla. Ejemplos de esto lo hemos visto en muchos países en los cuales la élite económica o política se ha hecho al poder, en algunos casos además perpetuándose allí, para servir primordialmente a su propio grupo de interés.
Sin ir tan lejos, ahí está el caso de Venezuela, un país donde el poder está en las manos de un pequeño grupo de militares y exmilitares, simpatizantes del Chavismo y otros pocos aliados. En Colombia sabemos que desde tiempos de la Colonia hay élites de terratenientes, ganaderos y más recientemente empresarios y políticos que se turnan en el poder, roban, patrocinan grupos armados ilegales y despojan a los menos que menos tienen para seguir agrandando su poder.
La cuestión es que estos fenómenos nunca tienen un alcance global. Eso en primer lugar, pero además, tampoco son realmente conspiraciones ocultas. Esos ejercicios de abuso de poder siempre están a la vista de todos, entre otras porque para ser eficientes, requieren de la complicidad de muchísima gente en todos los niveles del poder, desde policías y soldados rasos hasta ministros, pasando por funcionarios públicos, maestros, etc.
Claro que también hay conspiraciones, y de esas si muchas con alcance internacional. Un ejemplo que les voy dar no es un secreto pero muy pocas personas lo conocen: Esta historia se llama “La conspiración de los diamantes”. El diamante siempre se consideró una piedra preciosa, por su belleza pero sobre todo por su escasez. Las gemas se negociaban entre coleccionistas y se usaban para crear joyería que sólo estaba al alcance de la realeza y los millonarios. Sin embargo, esto estuvo a punto de cambiar a finales del siglo XIX cuando se descubrieron unas enormes minas de diamantes en Sudáfrica.
La producción de esas minas resultó tan abundante que los productores inmediatamente se dieron cuenta que la competencia entre ellos iba a convertir el diamante en una piedra al mismo nivel que el circón o el cuarzo. Lo que hicieron entonces fue formar un cartel que se llamó el De Beers Consolidated Mines, Ltd y dedicarse a extender el control sobre todas las etapas de la comercialización de diamantes en todo el mundo.
Lo más notable es que De Beers manipuló no solo la oferta sino también la demanda. En 1938, en medio de los estragos de la Depresión y los rumores de la guerra, Harry Oppenheimer, el hijo del fundador de De Beers, reclutó a la agencia de publicidad N.W. Ayer para pulir la imagen de los diamantes en los Estados Unidos, donde la práctica de dar anillos de compromiso de diamantes había estado ganando tracción de manera desigual durante años, pero donde los diamantes vendidos eran cada vez más pequeños y de baja calidad.
Mientras tanto, el precio de los diamantes estaba cayendo en todo el mundo. La gente de Ayer se propuso persuadir a los hombres jóvenes de que los diamantes (y solo los diamantes) eran sinónimo de romance, y que la medida del amor de un hombre (e incluso su éxito personal y profesional) era directamente proporcional al tamaño y la calidad del diamante que le compró. Las mujeres jóvenes, a su vez, tuvieron que convencerse de que el cortejo concluía, invariablemente, en un diamante.
La agencia implantó estos mensajes en las entrañas de la cultura popular. Lo que estaban comercializando era una idea, no un producto o una marca:
Se fueron a Hollywood a repartir diamantes a productores, directores y actores, para que incluyeran anillos de compromiso con diamantes en los momentos más importantes de las películas con temas románticos. Además, también ofrecieron historias y fotografías de la alta sociedad a revistas y periódicos seleccionados para reforzar el vínculo entre los diamantes y el amor. Las historias enfatizarían el tamaño de los diamantes que las celebridades presentaban a sus seres queridos, y las fotografías mostrarían así bien grande, en primer plano, la piedra brillante en la mano de una mujer famosa. Los diseñadores de moda hablarían en programas de radio sobre la «tendencia hacia los diamantes», etc.
Bueno, la cereza en el pastel fue que, a finales de los años 40, un creativo de Ayer registró el eslogan “Un Diamante es para toda la vida” y se creó el mito de que los diamantes no se pueden rayar ni partir, lo cual es totalmente falso. La estrategia era crear la relación entre la supuesta resistencia eterna del diamante con la promesa del amor eterno.
El corolario de esta historia es que entre 1939 y 1979, las ventas de diamantes al por mayor, es decir, de De Beers’ a sus distribuidores, solamente en los Estados Unidos, aumentó de 23 millones a 2,100 millones de dólares y el presupuesto de publicidad para la agencia de marras aumentó de $200,000 el primer año a 10 millones por año durante esas 4 décadas.
Por supuesto, las ventas de diamantes se fueron estancando poco a poco a medida que la mayoría de las mujeres comprometidas y casadas ya tenían el suyo, así que la compañía, se inventó el concepto de un nuevo anillo cada vez que la pareja renueve sus votos matrimoniales, que como sabemos, se fue acostumbrando a hacer cada 5 años en las famosas bodas de Madera, Aluminio, Cristal, etc, etc, hasta llegar al aniversario No. 60 que adivinen cómo se llama? Si señores, bodas de diamante.
Esta es una historia simpática porque se trata de una conspiración en apariencia venial. No se trata de control mental a través de mensajes subliminales para esconder crímenes y robar al pueblo sino una estrategia ingeniosa de márquetin para sostener una industria importante… ¿O no es así?
Como yo lo veo, la conspiración de los diamantes sí se trata de manipulación mental, precisamente a través de mensajes subliminales y sí es para robarnos el dinero. ¿O es que el diamante tiene algún valor intrínseco que lo haga más valioso que el zircón por ejemplo? Quien diga que puede reconocer a leguas un diamante, pues está perdiendo dinero porque los joyeros que conozco se tienen que poner una lupa en el ojo y darle vueltas a la pepa como 5 minutos para estar seguros.
Entonces, pagar $1,000, $3,000 o $10,000 dólares por un diamante me resulta muy cercano a una estafa. Tengan presente que la sabiduría popular dice que el prometido tiene que gastar entre 3 y 6 meses de salario en el anillo de bodas para que hagan cuentas.
Bueno, listo, pero al menos no hay ningún crimen en ello, ¿cierto? Pues no sé si han escuchado hablar de los diamantes de sangre. Incluso hubo una película por allá en el 2006, protagonizada por Leonardo DiCaprio que mostraba cómo la industria de los diamantes se apoya en gran medida en la explotación de minas que se encuentran en zonas de guerra, donde los señores de la guerra dominan la extracción y utilizan las ganancias para pagar armas, controlar ejércitos privados y mantener en esclavitud a miles de trabajadores de las minas que se encuentran en condiciones de esclavitud.
Por supuesto que entre reclutamiento, guerras por territorio y ajustes de cuentas, es bastante la sangre que se ha vertido en muchos de los países productores de diamantes, para mantener el precio elevado de las piedras preciosas con las cuales le demostramos nuestro amor eterno a la afortunada novia. Como habrán notado mis paisanos latinoamericanos, una versión más sofisticada de los carteles de la droga que tanto dolor y tanta muerte han traído a nuestras comunidades.
Por cierto, hay otra película muy recomendada que muestra esta terrible realidad, aparte de la de Diamantes de Sangre. Es “El Señor de la Guerra”, de 2005 protagonizada por Nicolas Cage y Jared Letto.
Mis queridos amigos, las conspiraciones reales son mucho menos complicadas pero a veces mucho más atroces que las conspiraciones de mentiras que nos la pasamos compartiendo por Whatsapp o en Facebook. Como les dije antes, éstas últimas son historias que nos inventamos para entretenernos y llamar la atención. Pero lo más irónico, es que por prestar atención y perder el tiempo con la tierra plana, las vacunas que dan autismo, el 5G para control mental y los reptilianos, seguimos como corderitos al matadero de las verdaderas conspiraciones globales e ilusiones destructivas.
Hay muchos divulgadores científicos que se toman el trabajo y tienen la paciencia para rebatir las teorías de conspiración, incluso las más ridículas. Pero yo por una parte no tengo tanta paciencia y por la otra no soy erudito en la mayoría de esos temas y respeto mucho la investigación científica para dedicarme a desbaratar bulos y fake news. Para eso les voy a recomendar a tres YouTubers que hacen esta difícil tarea: Javier Santaolalla, José Luis Crespo y Rocío Vidal, los tres divulgadores Españoles. Voy a poner el link a sus canales en los comentarios de este episodio.
Mi tarea es otra, yo les prometí que les voy a mostrar la verdadera matrix y como vieron con el ejemplo de los diamantes, sus aristas y trampas se encuentran en lugares insospechados. Los conspiradores suelen ser de bajo perfil pero totalmente identificables en algunos casos e imposibles de determinar en otros. En el camino vamos a hablar de trucos para poder ver lo que está oculto, armas para defendernos, estrategias para despertar y peligros que nos van a salir al asecho.
Este encuentro con la realidad no va a ser fácil ni bonito. Si eres mujer y me escuchas, ¿estarás dispuesta a partir de ahora a rechazar un diamante? ¿De pronto más bien sentarte a tejer una bonita manilla de compromiso con tu pareja? ¿O vas a hacer de cuenta que no sabes nada de las minas de sangre en el Africa y dejarte halagar por un Swarovski bien coqueto?
Si eres hombre, más bien de pronto te sonríes pensando “Uy, ya tengo el argumento para sacarle el cuerpo a la comprada del anillo”. ¡Pero no te preocupes que para ti también tengo sorpresas! Eso sí, mi promesa es que todo lo que te voy a contar, va a pasar primero por el filtro de la ciencia para no seguirle haciendo al juego a los saboteadores de la verdadera espiritualidad.
No te digo que será fácil, sólo que valdrá la pena.
Recuerda que ahora puedes seguirme en Spotify, Apple Podcasts y Google Play Music. Los links están en mi página “EspiritualidadYCiencia.com” Ahí nos vemos.
Buen camino y buena brisa
Hago referencia a tres excelentes divulgadores de ciencia que han dedicado parte de su tiempo a desmontar bulos y teorías de conspiración. Aquí están: