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T3E12: El poder de un Ritual y una Ceremonia

Espiritualidad y Ciencia
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T3E12: El poder de un Ritual y una Ceremonia
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Uno de los errores que cometen con más frecuencia tanto creyentes como agnósticos es el de descalificar las ceremonias y rituales como sinónimo de superstición o credulidad. Esto es en parte porque la sociedad postmoderna se ha centrado en el individualismo o importancia personal y porque vivimos en la era de la economía de la atención, en la que anunciantes, empresas de tecnología y medios de comunicación ganan dinero haciéndonos creer que somos el centro del universo y distrayendo nuestra atención para que compremos sus productos o peor aún para que nos convirtamos en sus productos.

En el pasado, las ceremonias tenían una mayor relevancia y profundidad en casi todos los aspectos de la interacción humana. Desde matrimonios y otras fiestas religiosas, hasta eventos deportivos, las ceremonias tenían más dignidad, más mística y los rituales estaban revestidos de mayor significado. En la actualidad, la forma tiende a ser más importante que el fondo y tanto ceremonias como rituales se han convertido en excusas para permitir excesos y oportunidades de venta para muchas industrias. Un famoso inversionista canadiense decía: “A mí me encantan los matrimonios y los funerales porque son los dos eventos de la vida en los que a las personas no les importa el precio.”

Pero devolvámonos un poco y hablemos de qué son ceremonias y rituales. A veces se les considera sinónimos pero en realidad son conceptos distintos aunque complementarios. Las ceremonias según Wikipedia son actos solemnes que se llevan a cabo según normas o ritos establecidos y que se convierten en signos exteriores o manifestaciones de sentimientos del corazón. Esto lo revela la propia palabra ceremonia que proviene del latín caere-monia y podría traducirse como “demostración pública”.

Por otra parte, ritual que proviene del latín también ritus que podría decirse que quiere decir “orden”, tiene una connotación más íntima que la ceremonia y está relacionado con el orden en que se llevan a cabo ciertas acciones. El rito es el orden que se le da a las  acciones que tienen una importancia particular para quien las realiza. Entonces podríamos decir que el ritual es una serie específica de acciones que realizamos, que en su conjunto tienen una importancia particular y la ceremonia es la demostración pública de un ritual o de varios rituales. La clave es que tanto el ritual como la ceremonia tienen un orden y un propósito, pero la ceremonia necesariamente involucra más de una persona mientras que el ritual puede ser totalmente individual.

Ceremonias y Rituales en todas partes

Ya entendiendo qué es una ceremonia y qué un ritual, nos damos cuenta de que los seres humanos somos ritualísticos y ceremoniales por naturaleza. Desde que vivíamos en las cavernas hemos creado rituales tanto religiosos como mundanos para darle orden a ciertos aspectos de nuestra vida y ceremonias para conectar esos aspectos con un propósito superior. Desde entonces hemos venido cambiando de rituales y ceremonias dependiendo del entorno, las condiciones sociales, los recursos disponibles y el conocimiento que hemos acumulado, pero el hecho de ser ritualistas y ceremoniales no ha cambiado.

Incluso los más cínicos tienen que aceptar que nuestra sociedad moderna globalizada, egocéntrica y despersonalizante, depende más que nunca de rituales y ceremonias para definirse a sí misma. En cuanto a rituales, el más extendido hoy en día es el de tomar nuestro celular varias veces al día, revisar el correo, las redes sociales una por una y las notificaciones de nuestras aplicaciones favoritas. Podría decirse que es un ritual mundano, alejado de todo significado espiritual pero si miramos atentamente, cada vez que revisamos nuestro celular, a menudo estamos expresando nuestro anhelo de conexión con nuestros seres queridos, o de alcanzar mayor conocimiento o de lograr una alguna meta por pequeña que sea.

En cuanto a ceremonias, las que nos quedan como dije antes se han convertido en excusas para gastar dinero pero a pesar de eso siguen teniendo otros significados sociales y emocionales. En esta categoría, además de las ceremonias religiosas, tenemos también las múltiples tradiciones de noche de navidad, la cena de acción de gracias, la celebración de año nuevo, las inauguraciones y las jornadas de votación en los países democráticos.

Un poder que usan unos pocos

Es claro que los humanos sentimos la necesidad de sublimar ciertos aspectos y eventos importantes de nuestra vida a través de símbolos y rituales con los que conectamos esos aspectos con algo sagrado. Declaramos ante la sociedad que esos eventos tienen una importancia especial para nosotros y en algunos casos, como son los matrimonios, las fiestas de quinceañera o dulces 16 o las ceremonias de grado, reflejan un crecimiento o transformación personal.

Sin embargo, en occidente la mayoría de la gente cree que la ceremonia es sólo un símbolo y que su importancia es social y emocional pero nada más. En oriente y para las comunidades amerindias, en cambio, desde hace siglos las ceremonias tienen una connotación diferente: en ellas hay un poder transformador que trasciende la motivación para realizarla. Es decir, que la ceremonia en sí tiene poder y por lo tanto es una herramienta cotidiana de trabajo espiritual.

En nuestra sociedad occidental este concepto de la ceremonia como experiencia transformadora también existe pero más que todo aplicado a las ceremonias y servicios religiosos, y se cree que su poder proviene de una deidad externa, que por misericordia atiende los ruegos de sus fieles y les dispensa bendiciones y gracias.

El esoterismo en cambio reconoce que el poder de la ceremonia es real pero no le adjudica tal poder a un dios exterior sino a la divinidad interna que habita en cada uno de nosotros. El naturalismo poético entendería esta divinidad como la consciencia creadora que existe en la mente humana y que es capaz de dominar todos los aspectos más primitivos del cerebro para lograr el estado de existencia más perfecto que podamos alcanzar.

Sin importar cómo se defina, el hecho innegable es que las ceremonias tienen un poder enorme y que tienen la capacidad de generar estados de consciencia alterada con los cuales se pueden lograr cosas como euforia, liberación emocional, catarsis, pero también miedo, tristeza o incluso psicosis. Esto se hace evidente al recordar las imágenes de ceremonias de “liberación” de algunas iglesias cristianas en las que algunos fieles terminan en el piso convulsionando y gritando o envueltos en lágrimas con las palmas de las manos hacia el cielo.

Recuerdo que hace algunos años, incluso después de tener mis primeras experiencias con el yagé, creía que todas esas escenas eran performances que las personas hacían por encargo de sus pastores para darles credibilidad y bueno, en muchos casos es así, pero ahora sé que en algunos casos, las reacciones de las personas durante una ceremonia intensa pueden ser extrañas y a veces sorprendentes.

Si no estás de acuerdo conmigo, te sugiero analizar las reacciones de los asistentes a un concierto de una estrella de pop o de un partido de fútbol o de un mitin político de algún líder carismático. Seguramente habrás visto alguna vez imágenes de fans llorando consternados mientras tiran de sus cabellos, desmayos e histeria colectiva. También son comunes las caras pintadas, los atuendos alusivos al equipo, partido o estrella, los cánticos de memoria y otras manifestaciones de euforia.

Esto no es una coincidencia sino consecuencia del hecho de que como lo mencioné en un episodio anterior (Episodio 11: La guerra entre el bien y el mal), religión, política y deporte se basan en los mismos principios arquetípicos: comunidades que se forman alrededor de ideas o principios comunes, rituales, iniciaciones, ídolos y ceremonias. A la lista habría que agregar también las artes escénicas, ya que como vimos, las estrellas de la música, el cine y el teatro también suelen generar emociones intensas y pueden llegar a causar estados alterados de consciencia bajo algunas circunstancias.

En cualquier caso, lo que tienen en común las ceremonias artísticas, políticas, religiosas y deportivas es que son controladas por élites que determinan sus rituales, sus ritmos y las condiciones bajo las cuales el resto de los mortales puede acceder a ellos. ¿Qué reciben a cambio? Evidentemente poder, dinero, fama y quizás lo más importante: la posibilidad de trascender la muerte. Gracias a esto es que Los Beatles, Marilyn Monroe, Winston Churchill, Maradona y Jesucristo son recordados y despiertan pasiones mucho después de su desaparición.

Pero ¿qué pensarías si te digo que tú también puedes usar el poder de las ceremonias y los rituales para tu propio beneficio, sin necesidad a acudir a las instituciones que tradicionalmente las han manejado?

Un poder en tus manos

Chamanes y Esoteristas han utilizado el poder de rituales y ceremonias desde hace siglos, sin necesidad de recurrir a instituciones globales. En cambio, utilizan los mismos principios que hacen que las ceremonias tengan poder, con pequeños grupos de personas de confianza. Esto hace parte de la sabiduría tradicional de las tribus y las masonerías que los practican, y ellos han aprovechado los resultados de la magia ceremonial en muchos aspectos de su vida. Yo también he practicado ceremonias y rituales mágicos durante los últimos años y he comprobado su poder para sanar relaciones, crecer personalmente, superar momentos de dificultad e incluso para lograr metas personales.

Hoy voy a compartir contigo lo que he aprendido sobre las ceremonias y los rituales esotéricos y ancestrales pero primero tenemos que hablar sobre cómo funciona la magia detrás de estas prácticas, sus mitos y verdades.

Empecemos con los rituales. Como dije antes, los rituales son secuencias de actos que realizamos para representar o manifestar eventos importantes para nosotros. Ejemplos de rituales cotidianos son: rezar antes de dormir o cenar, leer las noticias en las mañanas, revisar las redes sociales cuando vamos al baño, tomar café dos veces al día o hacer una rutina de ejercicios en un orden específico un par de veces a la semana.

El poder de los rituales radica en que nos dan seguridad. Recordemos que los seres humanos solíamos ser presas y carroñeros en la sabana africana. Vivíamos escondidos de los depredadores, esperando a que dejaran los huesos y el cuero de sus presas para salir a comer el tuétano y vestirnos con las pieles, cazábamos furtivamente y recolectábamos las frutas o bayas que encontráramos en el camino. Esto fue así por miles de años así que nuestro cerebro evolucionó para estar alerta ante muchos peligros simultáneamente. Un pequeño error y nuestra vida podía estar en peligro, pero estar atentos las 24 horas del día resultaba agotador e ineficiente. Así que nuestros ancestros ingeniaron rituales que consistían en pasos específicos que se repetían todos los días para asegurarse de no pasar por alto algo importante. Por ejemplo, levantarse antes del amanecer, revisar la guarida, asegurarse que todas las crías estuvieran respirando, revisar las trampas de animales invasores, afilar las lanzas y cuchillos y preparar el primer alimento del día. Hacer lo mismo todos los días servía para evitar que algunos de los pasos se pasaran por alto y permitía tener un plan de acción si se presentaba algún evento extraordinario.

A pesar de esto, en un entorno tan hostil, los riesgos eran muchos y con frecuencia la tragedia llegaba en forma de accidentes, enfermedades, ataques de fieras o de otros humanos. Entonces el ser humano inventó la religión, de esta manera, nuestros ancestros lidiaron con la angustia existencial que significaba vivir en medio de tantos peligros y entonces incorporaron rituales mágicos que les permitían enfrentar el mundo con la tranquilidad, si bien ingenua, de que había un ser superior protegiéndoles de la desgracia.

Entonces ¿los rituales eran simplemente un autoengaño inútil? Autoengaño tal vez, pero inútil no. Una tribu con una fuerte creencia en rituales mágicos de protección sería más propensa a asumir riesgos y aventurarse en zonas desconocidas, intentar nuevas técnicas de caza y probar alimentos que nunca habían visto. Con seguridad, muchas de esas empresas habrán terminado en desgracia pero una buena cantidad les habrán permitido encontrar nuevas reservas de alimento e incluso nuevas tecnologías, como el fuego, las ondas y la cocción de alimentos.

Tribus más realistas y temerosas de los peligros, al no tener rituales ni dioses en los cuales apoyarse, seguramente habrán perecido con mayor facilidad durante tiempos de escasez. Así pues llegamos a los tiempos modernos en los que hemos creado una sociedad con bastante menos peligros que los que tenían nuestros antepasados y por lo tanto hemos ido abandonando la necesidad de usar rituales para sentirnos seguros y volvernos más audaces. Pero nuestro cerebro sigue funcionando casi igual que hace miles de años así que éste todavía reacciona de la misma forma cuando realizamos rituales mágicos, así que podemos utilizar esta capacidad para ayudarnos a tener éxito en muchos aspectos de nuestra vida, sin importar las creencias que tengamos.

Hablemos entonces de las ceremonias. Cuando los rituales se practican en grupo, se convierten en ceremonias y de forma análoga a los primeros, las ceremonias dotaron a nuestros ancestros de la capacidad de organizarse, enfocar la mente y cargarse de energía para realizar tareas especialmente importantes o afrontar una nueva etapa de sus vidas. Mientas que los rituales eran herramientas del día a día, las ceremonias más importantes ocurrían en momentos especiales de la vida como nacimientos, matrimonios y la muerte y durante eventos naturales sobresalientes como los cambios de estación, las lunas llenas y los eclipses solares.

La ceremonia tenía otra virtud y era que a través del sicodrama, traía al plano físico los elementos de las creencias del grupo, generalmente con alguien representando a la deidad, usando símbolos de poderes mágicos, recitando conjuros de protección y generando exaltación con el uso de instrumentos musicales. De esta forma, la ceremonia no solamente reforzaba la utilidad del ritual sino que aumentaba la fe en los poderes sobrenaturales del líder o del grupo. Esto es lo que aun hoy en día logran las ceremonias de casi todas las religiones, que mantienen viva la tradición y el poder que sus líderes tienen ante la congregación.

Rituales de poder

Hasta el momento en Espiritualidad y Ciencia he compartido dos herramientas poderosas de crecimiento personal: la meditación y la auto observación. Este es el momento de hablar de la tercera y cuarta herramientas que podemos utilizar sin necesidad de pertenecer a una religión o tener que adoptar alguna creencia en particular. Los rituales y las ceremonias, como hemos visto, son recursos de trabajo interno que utilizan la forma en que funciona nuestra mente para causar una transformación de la consciencia.

Altar personal

Para utilizar rituales mágicos no necesitas seguir ninguna guía en particular, pero conviene seguir unas recomendaciones generales para aumentar las posibilidades de éxito de la práctica y para ello voy a compartirte lo que desde mi experiencia personal son las mejores prácticas para asegurar resultados positivos en este campo.

Lo primero que debes tener en cuenta es que el ritual que elijas debe ser uno en el que creas de verdad. Para muchas personas es difícil creer en algo que inventan ellos mismas pero en la práctica, no hace diferencia si el ritual provino de un libro sagrado, fue recibido como parte de una tradición o te la enseñó un líder espiritual que sigues, siempre y cuando creas en que el ritual tiene poder. Quienes provenimos de un hogar católico, realizábamos la mayoría de nuestros rituales en los confines de los templos o iglesias. Aparte de eso, los rituales católicos personales consisten usualmente en oraciones, la señal de la cruz y lecturas bíblicas. Estas prácticas pueden ser efectivas pero desaprovechan algunos de los elementos más importantes de un ritual mágico: el performance y los símbolos sensibles.

El segundo punto de importancia a la hora de realizar un ritual es que debe dirigirse adecuadamente. Lo indicado es dirigir el ritual a lo más elevado que se pueda concebir. Dios, la Eternidad, El Gran Espíritu, el Infinito, la bondad, la consciencia Universal, la madre patria, el Ser, la divinidad interior o cualquiera que sea el arquetipo de perfección en que creas de corazón. Esa idea debe estar en tu mente todo el tiempo durante el ritual y allá debes dirigir tus intenciones para que la magia se produzca.

Un ritual eficaz debe ser realizado en un entorno propicio para la disposición de todos los sentidos, la mente y el cuerpo. Idealmente en un lugar cómodo, silencioso y privado en el que te puedas sentir a gusto para moverte, hacer y decir lo que quieras con libertad. No tiene que ser un templo aunque resulta muy conveniente hacerlo al frente de un altar o un símbolo que represente esa entidad o idea superior a la cual dirigirás el ritual. Pero es común hacer rituales en la naturaleza y en mi caso, en la ducha. Me parece un lugar ideal para hacerlo por la desnudez y la posibilidad de usar el agua como elemento sensible que representa transformación, sanación y limpieza.

Los símbolos que se pueden utilizar para el ritual son aquellos que para ti representen ese ideal superior o un poder específico que quieras invocar. Si practicas el cristianismo, puedes usar el símbolo de la cruz o la imagen de un ángel. Si vibras con las sabidurías orientales puedes hacer tu ritual frente a un yin-yang, un mandala o la imagen de una deidad hindú. Si lo tuyo es el esoterismo, puedes usar el pentagrama, la cruz egipcia, una espada, una copa, un bastón o incluso un laso. Lo importante es que el símbolo tenga un significado positivo e importante para ti. Si no tienes seguridad sobre el significado de un símbolo o conoces su significado pero por tus creencias anteriores sientes aprehensión o temores hacia ese símbolo, es mejor no utilizarlo porque el subconsciente funciona con los aprendizajes más enraizados y no con los más recientes. Por esto, muchas personas pueden llegar a confundirse o enredarse con símbolos como el pentagrama, porque tradicionalmente se ha asociado erróneamente con el satanismo y la brujería, así que si no te sientes a gusto, es mejor que uses un símbolo que te genere confianza.

El pentagrama esotérico

Ahora que hemos cubierto la parte externa: el entorno, la disposición y el destino del ritual, hay que asegurar que la parte interna también esté alineada. Ahí lo más importante es el propósito. Los rituales no se deben hacer por rutina, aunque se pueden hacer rutinariamente si en cada ocasión siempre hay un propósito. Yo suelo hacer rituales cuando voy a tener un evento importante, una entrevista de trabajo, un viaje largo, cuando estoy cargado emocionalmente, con estrés por ejemplo y necesito liberarme. También cuando habito una nueva casa o cuando empiezo una nueva etapa.

El propósito puede ser de dos tipos: para entregar o para recibir. Se puede entregar el peso que llevamos sobre los hombros: preocupaciones, tristezas, ansiedad, ira, pero también podemos entregar en positivo, generalmente en forma de gratitud por las bendiciones que hemos recibido, la felicidad que hayamos alcanzado. El recibir es parecido a pedir, pero he aprendido, gracias a la programación neurolingüística, que mejor que pedir es visualizar aquello que queremos o necesitamos y agradecer como si ya lo tuviéramos. ¿Quién está escuchando estas peticiones o recibiendo esta entrega? La parte divina que hay en ti, que se conecta con ese ideal sagrado hacia el cual estás dirigiendo el ritual. Esa parte divina de tu ser es también el potencial aún no desarrollado que puede convertirse en eso que anhelas. Si por ejemplo, estás haciendo un ritual para lograr un nuevo empleo, entonces tu acto de magia ritualística se conecta con el yo del futuro que ya obtuvo ese empleo que deseas y que habita en ti como una fuerza potencial.

Si estás agradeciendo por haber podido sanar una relación que te causaba mucho dolor, entonces la divinidad a la que le hablas es aquella a la que está conectada tu yo del pasado que tuvo que enfrentar las cosas difíciles que viviste y que tuvo la valentía y el coraje de llegar hasta donde te encuentras ahora.

La forma de ejecutar el ritual puede variar muchísimo dependiendo de tus creencias, costumbres y tradiciones. El ritual puede ser una práctica aprendida de algún saber ancestral, como por ejemplo el pagamento muisca, las asanas o pranayamas del yoga, cántico budista, conjuro esotérico o también una oración cristiana. Yo tengo un repertorio de casi todo lo anterior. Dependiendo de la ocasión puedo rezar un Padre Nuestro, hacer algún mantra, recitar un pagamento indígena o hacer una invocación esotérica.  Por ejemplo, yo uso una invocación que aprendí en el esoterismo, que siempre he sentido que tiene mucha fuerza y la uso para lograr metas personales. Recuerda que la transcripción de este podcast está en mi página web y puedes leer la oración allí si lo deseas:

Divina presencia de Dios

En esencia y persona

Que soy Alfa y Omega,

Te ruego por todos los dones

Y grandezas que tienes

Que vengas a celebrar

Todos los votos para la fuerza mía

En amor, bienestar,

Sabiduría, fuerza

Y todo lo que anhelo conseguir

Sea prosperado por tu grandeza y Gran Poder

Así es, así se cumple y así se realiza

El ritual se puede llevar a cabo de pie, de rodillas o sentado pero no se recomienda hacerlo acostado porque el ritual debe proyectar acción, fuerza, decisión. Es conveniente usar un poco de dramatismo en la forma en que se pronuncian las palabras y acompañarlas con movimientos que transmitan esa fuerza. Yo uso los mudras o gestos con los dedos de las manos, movimientos expansivos con los brazos y dirigir las palmas de las manos hacia lo alto.

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También se puede danzar si te parece cómodo hacerlo. Hay escuelas de espiritualidad alrededor del poder del movimiento y la danza pero ese es un tema para otro episodio. El movimiento es en cualquier caso fundamental en el ritual y esa es otra razón por la que la ducha es un buen lugar para hacer rituales. Usar un jabón aromático para representar estarte envolviendo en el poder que invocas es un acto de psicodrama muy eficaz.

Y ya que hablamos de psicodrama, esta es una palabra muy importante dentro del contexto del ritual porque se refiere justamente a lo que suena: un drama psicológico o una actuación psicológica. En resumen, el ritual se basa en representar un pequeño papel en el que eres protagonista y a través del cual encarnas una versión trascendente de tu propia vida, una versión sagrada si se quiere, que es capaz de conectarse con un poder superior para lograr una transformación mágica. Es también el concepto de la psicomagia que utiliza Alejandro Jodorowski para sanar.

Funciona de la misma manera en que para un actor funciona convencerse de que no es un actor representando un papel sino que realmente es el personaje a quien está representando. En la medida en que más creen en que de verdad es su personaje, más convincente su actuación pero también es mayor la carga emocional que recibe del personaje y más difícil le resulta salir luego del personaje cuando ya no tiene que volverlo a representar. Esto es lo que al parecer llevó a la muerte al actor Heath Ledger cuando se metió tanto en la piel del Joker que se contagió de la locura de su personaje.

Si en tu ritual, te conviertes una persona sagrada con el poder de lograr transformaciones mágicas, entonces es mucho más probable que el ritual logre el propósito que buscas.

No importa cuánto dure el ritual, sino que sea realizado desde el corazón, que creas en tu poder, en el poder que estás invocando y que disfrutes haciéndolo. Cuando regresas al mundo normal, te sientes como uno de esos superhéroes de las películas, una persona aparentemente normal pero que sabe que tiene un poder secreto que utiliza cuando es necesario por su propio bien y el de otras personas. Porque el ritual también sirve para ayudar a los demás, siempre y cuando tengas alguna relación con esas personas. Yo creo que los rituales no sirven para ayudar a alguien específicamente si no tienes ningún contacto con esa persona, porque recuerda que el ritual funciona dentro de tu Ser, dentro de tu mente y por lo tanto, puede ayudar a alguien, siempre y cuando ese alguien tenga contacto el ser que se ha empoderado a través del ritual.

Ceremonias sagradas

Ahora que entendemos el ritual y de dónde viene su poder, es más fácil entender cómo funcionan las ceremonias ya que éstas no son más que rituales que se realizan en comunidad. No importa cuantas personas participen, si hay al menos dos entonces el ritual se ha convertido en ceremonia.

Todas las condiciones, sugerencias y mecánicas del ritual funcionan igualmente para las ceremonias, pero hay algunos elementos presentes en la ceremonia que no se encuentran o no son tan importantes en un ritual individual. Lo más destacado en este aspecto es la distinción entre oficiante y la congregación. El las ceremonias de todas las religiones el oficiante es llamado de muchas maneras: sacerdote, pastor, ministro, abad o cualquier otro título eclesiástico. Estas ceremonias tienen una estructura determinada, liturgias, lecturas, sermones, cánticos y otros elementos.

En estas estructuras jerárquicas, al igual que con los mítines políticos y los conciertos de pop, el oficiante dirige la ceremonia con la cual lleva a la congregación hacia una especie de éxtasis emocional, les ayuda a entrar en contacto con el poder hacia el cual se está dirigiendo la ceremonia y a cambio la feligresía le entrega al oficiante su tiempo, energía, respeto, dinero y con frecuencia lealtad y obediencia.

El secreto es que tú puedes convertirte en oficiante de ceremonias muy poderosas, en tu hogar o con tus amigos de camino espiritual. Voy a compartir contigo unas indicaciones básicas para que utilices este poder ancestral para lograr transformaciones sorprendentes, incluso sanaciones y liberaciones.

Lo primero que hay que tener en cuenta es que cuando el psicodrama del ritual se ejecuta en público, entonces se convierte en un performance. Recuerda que esto está ligado al concepto de una actuación auto convincente. El oficiante de la ceremonia debe creer en su propio poder para dirigir la ceremonia y llevar a la congregación al éxtasis espiritual. Si estas palabras suenan un poco sexuales, no es una coincidencia. La ceremonia esotérica o ancestral tiene muchos elementos que se asemejan a una relación sexual y el oficiante tiene que tener una sensibilidad similar a la que se requiere en la intimidad para reconocer las señales de los asistentes y navegar los ritmos de la ceremonia. Pero no nos adelantemos porque esto va a quedar claro más adelante.

Lo primero que se recomienda para la ceremonia es un atuendo adecuado. En el ritual, esto no es tan importante porque con los ojos cerrados y en privado es más importante lo que pase dentro de tu mente que sobre tu piel; pero en la ceremonia, los actos materiales y las percepciones son mucho más importantes. Por esto, todos los asistentes deben portar un atuendo ceremonial, que dependiendo de los usos y costumbres del grupo, puede ser una vestidura, una manta, un chaleco, mandil o incluso un collar, cinturón o tocado. No es necesario que el oficiante vista algo más elaborado o pretencioso que los demás asistentes, pero incluso si los asistentes deciden no usar vestiduras ni atuendos especiales, es recomendable que quien oficia si  lo haga.

A diferencia del ritual, en la ceremonia sí es importante que se realice en un lugar sacralizado, que puede ser un templo o nuestra casa, pero con unas condiciones que se asemejen a las de un templo. Es decir, que haya el orden, limpieza y simbología que haga que los asistentes se sientan en un lugar superior a lo mundano. En cuanto a la vestidura y el templo podemos decir que el diseño del templo deberá reflejar cómo vemos nosotros a la divinidad mientras que nuestro atuendo y nuestro comportamiento deberá ser un reflejo de cómo nos gustaría que la divinidad nos viera.

Puedes construir un pequeño altar cada vez que realices una ceremonia pero es recomendable tener un altar en casa, en una parte importante de ella, como un lugar dedicado a todo aquello que consideres sagrado. En mi altar hay plantas sagradas, inciensos, símbolos esotéricos, piedras de obsidiana y cuarzo, plumas de aves y otros elementos chamánicos. Puedes hacer un altar con imágenes de poder, objetos de la naturaleza, flores, inciensos o cualquier otra cosa que represente ese ideal elevado y sagrado hacia donde va dirigido el ritual. Adicionalmente, puedes usar durante la ceremonia un vaso de agua y una vela para representar el mar y el sol, o una laguna y una fogata. Algodón para representar las nubes o cualquier otra cosa que tenga un significado espiritual para los participantes a la ceremonia.

El desarrollo específico de cada ceremonia varía según las creencias y métodos que conozca quien oficia, pero voy a hablar de una ceremonia esotérica ancestral que es la que conozco y practico, para que si así lo deseas puedas aprovechar sus beneficios en tu vida. La ceremonia se divide en Apertura, Invocación, Elevación, Climax, Recogimiento y Cierre.

  1. Apertura: Es el momento en el que se terminan las conversaciones casuales y seculares. Se puede señalar con el sonido de algún instrumento, como una campanilla o tambor y a partir de ese instante, quien oficia la ceremonia da la bienvenida a los asistentes, manifiesta el propósito de la ceremonia y con frecuencia se hace un reconocimiento de quienes participan en la ceremonia como seres humanos frágiles y falibles en busca de contacto con lo sagrado y trascendente para lograr una transformación positiva.
  2. Invocación: Dependiendo del tipo de ceremonia, puede ser que el oficiante sea quien realice todas las plegarias, invocaciones o disertaciones, pero las ceremonias más eficaces son aquellas que dan la oportunidad de participar a todos los asistentes. Una vez se ha iniciado la ceremonia, la congregación debe reflexionar sobre su situación humana, debilidades, tribulaciones o necesidades. La oficiante o el oficiante debería guiar la palabra y las reflexiones para que tengan un curso fluido y constructivo. El objetivo es que la congregación identifique cuáles son los aspectos más importantes que se trabajarán durante la ceremonia y quien oficia pueda conducirlos hacia esa meta. Llamo esta parte invocación porque los asistentes están invocando ante la divinidad aquello que sus almas anhelan recibir o entregar.
  3. Elevación: Cuando el oficiante haya identificado que los propósitos de la comunidad están declarados y que los corazones están abiertos y atentos para recibir el mensaje del espíritu, deberá elevar esas plegarias, esos propósitos hacia el ideal común más elevado que el grupo conciba. Al igual que en el ritual, puede verse como Dios, la Perfección, la Bondad, El Cosmos o la Ley Universal, pero teniendo siempre presente que ese ideal escucha desde los oídos y corazones de los asistentes a la ceremonia. Este es el punto clave de la ceremonia y la parte en que el símil con una relación sexual resulta muy apropiada porque quien oficia debe buscar llevar a su congregación a algún tipo de éxtasis, clímax o liberación y esto requiere una gran capacidad de observación y atención a las señales. El objetivo no es que los asistentes crean que el oficiante está a punto de tener una revelación mística, sino que cada uno de ellos sienta que de alguna parte están surgiendo mensajes para sí, que la “energía” se eleva y que se está ante la presencia de un poder superior transformador.
  4. Clímax: Si el oficiante ha hecho bien su tarea, llegará un momento en que los asistentes declaran estar sintiendo una fuerza, o escuchando una voz, o recibiendo respuestas a sus plegarias. En algunas ocasiones deviene el llanto o algunas personas que no habían hablado mucho, de repente estallan en un río de palabras contando sus dolores o tristezas. En fin, es el momento de sanación de la ceremonia y con frecuencia no es el momento en el que el oficiante más debe hablar sino todo lo contrario, escuchar con más atención, pero al hablar, sus palabras deben ser de ánimo, gratitud, optimismo y sobre todo empoderamiento. El líder de secta, aprovecha el clímax para aumentar su ego, hacer alarde de poder y generar dependencia en su persona, el guía espiritual le da el protagonismo a la congregación y les deja ver que el poder que están recibiendo reside dentro de ellos mismos. En las ceremonias ancestrales, el clímax suele estar acompañado de medicinas de poder, tambores y otros instrumentos chamánicos, y su objetivo es aumentar la sacralidad del momento pero nunca presionar un clímax de la ceremonia que no sea orgánico y natural.
  5. Recogimiento: Al igual que esperar demasiado para llegar al clímax de la ceremonia es un error, también lo es alargarlo más de lo debido. Aunque como oficiante es muy tentador seguir promoviendo la sanación o liberación que el grupo está recibiendo, o “empujar” a algún asistente que muestra timidez, lo correcto es aprender a percibir el ritmo de la propia ceremonia y detectar cuando el grupo necesita empezar el recogimiento, que es quizás donde quien oficia tiene más oportunidad de hablar, no dando sermones ni cátedras, sino resaltando aprendizajes importantes, complementando el conocimiento que sea relevante compartir y reconociendo el valor y coraje de los asistentes.
  6. Cierre: Así como en la apertura se establece un punto a partir del cual las conversaciones y acciones del mundo exterior deben quedar a un lado para dar paso a conversaciones, acciones y motivos espirituales, se requiere un cierre en el cual usualmente se manifiesta gratitud con los asistentes, la divinidad que se haya invocado y los episodios de sanación o liberación que se hayan experimentado y se guíe a la congregación en un retorno ordenado y fluido al mundo normal. Una forma de hacer este retorno es haciendo los famosos “anuncios parroquiales” o temas de importancia para la congregación como próximas fechas de reunión, actividades comunitarias y otros varios.

La duración de una ceremonia esotérica es típicamente mucho más larga que una ceremonia religiosa, precisamente por el énfasis en la participación de la congregación, pero no es conveniente que se extienda por horas porque una ceremonia extenuante es una ceremonia que muchos asistentes no van a querer repetir con frecuencia. Entre una y dos horas es una duración adecuada, aunque dependiendo del ritmo de la ceremonia, 3 horas no es demasiado. 4 generalmente sí lo es.

Cualquier persona puede oficiar una ceremonia esotérica. No se requiere ningún título, iniciación o poder especial. Lo importante es creer en la capacidad propia, en el poder de la ceremonia y tener la voluntad de servir a través del ministerio del oficio ceremonial. Aún si no tienes la motivación o necesidad de celebrar una ceremonia, puedes ensayar el poder del ritual en tu vida, haciendo uso de tus propias creencias y saberes.

Incluso si eres una persona agnóstica y científica, podrás apreciar el ritual de leer un buen libro bajo la sombra de un árbol, cerrar el libro y por un momento llenar tus pulmones de aire, sentir cómo te llenas de energía y mirar a tu alrededor la belleza de la Naturaleza, abrir tus brazos para sentir el viento y el calor del sol en tus manos y sentir la increíble fortuna de estar con vida aquí y ahora, agradecer con el corazón a todos tus ancestros, conectados a través del tiempo por un hilo invisible de ADN que caminaron desde más allá del océano para traerte hasta donde estás y recordar que tu piel, tus huesos, tus músculos, están hechos de átomos que fueron creados en las estrellas y que son más antiguos que la propia Tierra. Saber que estás hecho de polvo de estrellas y materia eterna puede darte el impulso que necesitas para dar una batalla más, para intentar eso que anhelas y descubrir la magia transformadora que habita en ti.

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